¿Es realmente posible que la inteligencia del ser humano
esté en proceso de extinción?
El volumen del cráneo del homo sapiens estuvo aumentando,
hasta hace unos 30.000 años, a un ritmo constante primero y más acelerado
después. La potencia de este factor evolutivo resulta aún más notable si se
tiene en cuenta que durante todo ese tiempo, el aspecto físico de nuestros antepasados
cambió con mayor lentitud.
Se podría afirmar que la inteligencia era nuestro destino
necesario: nos salvó de la extinción ante la cantidad de seres vivos mucho más
agresivos y numerosos; y nos convirtió en lo que hoy somos.
Sin embargo la evolución del ser humano se ha ralentizado
en los últimos 30.000 años, tanto que tiene todo el aspecto de haberse
detenido. Desde entonces nuestras características diferenciales han permanecido
iguales. Así, el aspecto físico y el tamaño del cerebro son hoy idénticos, a
grandes rasgos, a los de aquellos homínidos de hace 30.000 años.
Si las características físicas no han cambiado ni tampoco
la capacidad craneal ¿qué es lo que nos separa de nuestros semejantes de hace
30.000 años? La inteligencia.
La complejidad de la tecnología, las máquinas y los procesos
productivos, así como la cantidad y amplitud de los conocimientos científicos,
la especulación religiosa, los valores cambiantes y mil cosas más, son las consecuencias
lógicas de esa inteligencia. El espíritu humano ha evolucionado mucho más que
nuestro aspecto físico.
Aunque nuestro cerebro no ha cambiado gran cosa en cuanto
a tamaño y volumen de masa craneal, nuestras facultades intelectuales sí lo han
hecho, hasta el extremo de que muchas de esas facultades hemos sido capaces de
reproducirlas en artilugios tales como una calculadora, un ordenador o un robot
de cocina. Esto quiere decir que si el hombre desapareciera del planeta,
algunas de sus características no desaparecerían.
El destino de nuestra especie teóricamente debería seguir
siendo la inteligencia. La evolución humana está ligada inexorablemente al
continuo crecimiento de las facultades intelectuales.
Lamentablemente todas estas convicciones no se tienen en
pie.
Fuentes: Konrad Lorenz_"Decadencia de lo humano"_Michael J.A. Howe_"The Strange Feats of Idiots Savants"_Voltaire_"Diccionario Filosófico"_Charles Darwin_"El origen del hombre"_Pino Aprile_"Elogio del imbécil"
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